viernes, 19 de marzo de 2010

La pequeña niña y su muñeca de trapo

La luz entra por la ventana hasta que llega a la cara de Alejandro.
Abraza al peluche desplomado sobre la almohada pensando que era Vio. Abrió lentamente los ojos y al darse cuenta de que Vio ya no se encontraba allí, dio un enorme salto de la cama. Sin ver nada a su alrededor, se vistió y fue corriendo hacia la entrada. Nervioso, buscaba la llaves del coche. Cogió carrerilla por la barandilla, chocándose y disculpándose con un señor, cada vez se ponía mas nervioso...
Arrancó el coche y miraba la hora, era la único que hacía durante el camino. El vuelo de Vio salía a las nueve y eran las nueve menos veinte y ya estaba acercándose al aeropuerto.
-Quizá me de tiempo a despedirme de ella.- pensó Alex
Ya estaba muy cerca, pero el avión podría haberse adelantado..
Bajando del coche se encuentra a una niña, perdida, indefensa, sin saber a dónde ir, casi llorando, de unos cinco años.
No sé qué hacer, si ayudar a la chica o irme corriendo a ver a Vio...
-Pequeña, ¿qué te pasa?-¿Dónde está tu mama?- Le pregunta Alex.
-La niña empieza a llorar y a quejarse por el brazo derecho. En el izquierdo lleva una pequeña muñeca de trapo.
-¿Qué te pasa?, ¿Cómo te llamas preciosa?
-La niña tiene los ojos deslumbrados por la luz del Sol, brillantes como el agua reflejada en un cielo totalmente azul. Tiene los ojos muy claros y es realmente bella.
Mira la hora de nuevo y coge a la niña en brazos.
-Ahora vamos a buscar a tu mamá y a tu papá, tranquila.-Aunque la niña no le contesta a nada, él le habla como si lo hiciera.
Corriendo y dando vueltas buscando el vuelo de Vio, ve en el suelo una mancha roja un signo que desconoce su significado, realmente, llama la atención. La niña se queja y señala al suelo, aunque Alex, pasa por delante y no le da mucha importancia.
No encuentra a Vio, decide llamarla pero tiene el móvil apagado. Quizás ya se encuentre en el avión.

viernes, 5 de marzo de 2010

Tu sonrisa, tu mirada.


Suena el despertador justamente a las siete menos veinte de la mañana. Vio, abre lentamente sus ojos y ve que está ligeramente abrazada a Alex. Al verlo, sonríe. Lo deja ahí acostado, pero ahora abrazado a un peluche que le regaló precisamente a ella. Violeta se levanta de la cama con cuidado para no despertarlo. Se viste sin hacer mucho ruido y le da un beso, junto a ello, le dice varias cosas, aunque sepa que no le escucha, tan solo para desahogarse y despedirse de él. Al final, decide escribirle un carta, coger un folio y que esas palabras, esas frases, perduren muchos años, si puede ser toda su vida.
-Bueno Alex, aquí acaba todo...
Volveré, volveré antes de lo que esperas, vendré y te daré una sorpresa. Espero que cuando vengas aun me estés esperando, porque te echaré de menos, mucho de menos. Gracias por haberte tropezado conmigo, gracias por disculparte y pedirme perdón. Gracias de verdad, gracias por llevarme a casa al hacerme una herida. Gracias por secar mis lágrimas caídas por un chico, el cual odiabas. Te agradezco que me cameles con esos ojos azules del color del mar, del cielo.
Nunca me gustó que me vieran llorar, pero la verdad, es que tú, al estar a tu lado, al saber que estoy apoyada en ti, me tranquiliza bastante, me relaja saber que tú estas aquí.
Porque me has echo pasar unos días maravillosos, a todos los sitios que me has llevado, todos los caprichos que me diste, todo lo que me has dado, tus besos, tus abrazos. Porque eres especial cariño. Tienes un encanto que me llena de alegría, nunca de tristeza. Tú sonrisa. Tu sonrisa parece que nunca se acaba por mucho que pase cuando te miro tiene la boca abierta de oreja a oreja... Tus ojos. Tus ojos me transmiten paz, alegría, amor. Haces que camine por ellos, un paseo junto a ti, una mirada desconcertante. Un mirada que me llevaría mirando horas, días e incluso mi vida. Porque ahí, dentro de ellos soy feliz. Solo quería que tuvieras esto, para el recuerdo del futuro, para cuando volvamos a vernos... Y aquí te dejo una foto nuestra, de cuando me hiciste ese regalo, mi sueño, de aquel mes que fuimos a París. Para que la lleves encima, para que me recuerdes todos los días. Alex, gracias por consolarme los días de tristeza y por alegrarme los días de bajón. Te quiero, Alex, te amo, tú me hiciste feliz de por vida.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Ven aquí conmigo.

-¿Pero qué fue lo que pasó realmente?
-Sinceramente, si te digo la verdad, no lo sé. Solo sé lo que te acabo de contar. Nunca
sacábamos ese tema, le ponía realmente triste... Date cuenta, estar solo desde tan pequeño algo tiene que llegar a influir en su vida, esos pensamientos no son capaces de olvidarse realmente...
-Claro, pobre chico... Lo ha debido pasar muy mal.
-Bastante, y aún hay gente que se queja por cualquier cosa que no le gusta, cualquier tontería, solo por quejarse.

-Pues si... No valoramos lo que tenemos hasta que no nos pasa algo fuerte, todo lo contrario a lo similar de algo normal.

-Exacto... Y ahora ven aquí.
Vio se acerca a
Alex y le agacha la cabeza echándola sobre su hombro. Vio tiene una sensación distinta, mejor a la de antes al tener a Alex al lado por una noche, es decir, por la última en un tiempo.
Este tiempo que pasa; las horas, los minutos, los segundos, pasan tan rápido que creen que tan solo han dormido 20 minutos, habiendo dormido durante 8 horas...