miércoles, 19 de mayo de 2010

¡Violeta!


Inmensas son las ganas que me protegían para ir a por ella, la necesitaba, sí, es mi vida.
Jugando con su mirada despistada, la encuentra, pero tarde para poder atraparla en su inmenso y único mundo, pese a que sólo fuera por segundos.
La marca de mis manos se ubican en el cristal tras el frío cálido que abruma mis ideas, tras el desengaño de no poder volver a arroparla en mucho tiempo, en cogerla, en tocarle, su piel sutil sobre la mía.
Entonces, es cuando me entremezclo por todas las personas del aeropuerto, la niña aun en mi espalda. Noto que se me cae algo del bolsillo, pero apenas le doy importancia, ahora sólo existe Vio.
-¡Violeta!-grita Alex lo más fuerte posible.
Pero tarde, Vio, acababa de dar paso al interior del avión, tan bella y linda como siempre.
Alex no deja de correr aunque sepa que ya no sirve para nada, lo sigue intentando aun...
Muerto, cae sobre la pista, sucia y pringosa, pero no importa, la preocupación de Alex es que no ha podido despedirse de su amor, de su vida.
La niña se levanta y lo mira con cara extraña, sin hablar, le coge la mano y se sienta a su lado.
Él, destrozado llega a tumbarse y no para de dar puñetazos contra una farola, los nudillos cada vez sangran más, la gente lo mira, pero nada importa.

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